Hoy comenzaron las clases después de casi dos meses de vacaciones, y tuvo que pasar casi 16 años para que se conocieran y se dieran cuenta de que eran el uno para el otro.
El dia habia comenzado temprano, una leve brisa, decia que el clima iba a cambiar pronto, ya no habría salidas a la playa, al cerro, a la piscina o a pasear con los amigos, solo que ella no vivia de esa forma, vivia de la forma en que pocas chicas de 16 años lo hacen, la musica corria por sus venas y habia pasado todo el verano en clases intencibas de violin, ahora debía concentrarse mucho en sus estudios si quería entrar al instituto donde después podría entrar a estudiar lo que tanto quería.
Sentada en el puesto que la habia acompañado por ya dos años, esperaba a que sus demas compañeros entraran a clases y asi dar inicio al nuevo año escolar, además quería que el dia terminara luego y poder salir de ahí rápido. A ningún escolar le gustaba ir al colegio, mas que para ver a sus amigos, pero como Nara no tenia amigos con los que pudiera contar dentro de sus curso, mejor marcharse luego y partir a sus clases de violín, que era, según ella, lo que mejor sabia hacer.
Miró atentamente todas las clases que le dictó sus profesor, sin levantarse ningún momento del dia, solo miraba por la ventana las hojas que comenzaban a caer y al niño nuevo que habia llegado a sus curso, le parecía algo extraño, bueno, más que ella, para sus compañeros, no podía ser, este joven delgado, aparentemente alto, con su pelo castaño claro que le llegaba casi hasta los hombros, miraba , quizas tanto o mas que ella por la ventana, como si esperara que algo apareciera, algo que lleva esperando mucho tiempo y que aun no llegaba. ¿que sera eso tan misterioso que esconden sus ojos?
Siguio prestando atencion a la clase, pero no podia evitar mirarlo, le cuasaba una gran curiosidad su actitud, siguió prestando atención a la clase.
Sus ganas de conocer ese extraño ser aumentaban cada instante, pero no sabia como haria, de donde sacaria las fuerzas para poder acercarcele, necesitaba la ayuda de alguien, de una amiga, una amiga que no tenia, fuerzas que de alguna forma encontraría, y que le harían demostrarse que se podía comportar como una mujer y decir cuantas ganas tiene de conocer, de aprender.
El dia habia comenzado temprano, una leve brisa, decia que el clima iba a cambiar pronto, ya no habría salidas a la playa, al cerro, a la piscina o a pasear con los amigos, solo que ella no vivia de esa forma, vivia de la forma en que pocas chicas de 16 años lo hacen, la musica corria por sus venas y habia pasado todo el verano en clases intencibas de violin, ahora debía concentrarse mucho en sus estudios si quería entrar al instituto donde después podría entrar a estudiar lo que tanto quería.
Sentada en el puesto que la habia acompañado por ya dos años, esperaba a que sus demas compañeros entraran a clases y asi dar inicio al nuevo año escolar, además quería que el dia terminara luego y poder salir de ahí rápido. A ningún escolar le gustaba ir al colegio, mas que para ver a sus amigos, pero como Nara no tenia amigos con los que pudiera contar dentro de sus curso, mejor marcharse luego y partir a sus clases de violín, que era, según ella, lo que mejor sabia hacer.
Miró atentamente todas las clases que le dictó sus profesor, sin levantarse ningún momento del dia, solo miraba por la ventana las hojas que comenzaban a caer y al niño nuevo que habia llegado a sus curso, le parecía algo extraño, bueno, más que ella, para sus compañeros, no podía ser, este joven delgado, aparentemente alto, con su pelo castaño claro que le llegaba casi hasta los hombros, miraba , quizas tanto o mas que ella por la ventana, como si esperara que algo apareciera, algo que lleva esperando mucho tiempo y que aun no llegaba. ¿que sera eso tan misterioso que esconden sus ojos?
Siguio prestando atencion a la clase, pero no podia evitar mirarlo, le cuasaba una gran curiosidad su actitud, siguió prestando atención a la clase.
Sus ganas de conocer ese extraño ser aumentaban cada instante, pero no sabia como haria, de donde sacaria las fuerzas para poder acercarcele, necesitaba la ayuda de alguien, de una amiga, una amiga que no tenia, fuerzas que de alguna forma encontraría, y que le harían demostrarse que se podía comportar como una mujer y decir cuantas ganas tiene de conocer, de aprender.
